Smart Rural: Cómo implicar a la población en la gestión de los recursos, carencias y potencialidades del Ecoeje Birmagen-Añaza
Lograr una mayor sensibilización de la ciudadanía para que consuman productos de temporada, que el transporte público tenga rutas que sean transversales en la zona para que no sea tan complicado ir desde La Gallega hasta Añaza; reducir los altos costes de instalación y mantenimiento de las energías renovables, resolver los problemas de abastecimiento de agua y el reciclaje y tratamiento de residuos… son solo algunas de las propuestas que los ciudadanos del Ecoeje Birmagen-Añaza realizaron durante el desarrollo del proyecto Smart Rural Previo en el que se han puesto en marcha las primeras fases de un proceso participativo.
En esta ocasión se eligió el formato Diagnóstico Rural Participativo (DRP). Para intentar evitar la exclusión habitual de los grupos locales (agricultores, ganaderos, etc.) de las decisiones sobre la gestión de los recursos, carencias y potencialidades de la zona. Así, el objetivo principal del proyecto participativo ha sido lograr la implicación de la población afectada para crear espacios de diálogo con el objeto de mejorar la gobernanza estableciendo relaciones de confianza entre los agentes del territorio.
El DRP es una metodología (un conjunto heterogéneo de técnicas y herramientas) para fomentar la participación activa de la población en el ámbito rural. Se desarrolla en los años 80, aunque comienza en los años 70 con las corrientes críticas a los modelos del desarrollo, y deriva de la Investigación Acción-Participativa y de la etnología y antropología aplicadas. Su primer objetivo es que, a través de la participación, la comunidad consiga su autodeterminación y así pueda promover un desarrollo sostenible.
El DRP trata de rescatar de forma adecuada las sabidurías de las culturas campesinas para poder aprovecharlas. Se trata de aprender de los campesinos y de que los técnicos renegocien demandas concretas para hacerlas más eficientes e integradoras. La toma de decisiones compartidas ayuda tanto para realizar una apreciación situacional como para poder priorizar un horizonte de actuaciones posibles y creíbles.
Por tanto, no es un método más de consulta a la población rural por parte de expertos.
Al contrario, el DRP es una herramienta para que la población de una determinada zona rural reflexione e interprete su propia realidad para ayudar a los colectivos locales en la toma de decisiones y el emprendimiento de acciones de cambio mediante una “visualización conjunta de la información”.
Las técnicas aplicadas para visualizar las temáticas contextualizadas en la zona de estudio han permitido a los actores participantes reflexionar en torno a los siguientes aspectos:
- La estructura de los sistemas de producción: cómo está distribuido el suelo agrícola y los problemas que esto genera
- La problemática de la escasez de agua para el riego
- Los sistemas existentes de comercialización de la producción agrícola
- La gestión de los residuos tanto agrícolas y ganaderos como urbanos
- El problema del deficiente transporte público
- La falta de redes locales de apoyo mutuo
- Los problemas de comunicación entre la ciudadanía y las administraciones
A partir de estas primeras reflexiones sobre la posibilidad de transformar la zona de estudio en espacio Smart Rural, los participantes han ido detallando sus expectativas respecto al tipo de sistema de producción y gestión agrícola y ganadera que sería ideal para la zona. También se propusieron distintas acciones iniciales para, a corto y medio plazo, conseguir los objetivos deseados.
Otro de los resultados clave fue proporcionar un primer espacio de diálogo para sacar a relucir los conflictos y discutirlos abiertamente en grupo. También este espacio facilitó la oportunidad para buscar propuestas de solución conjuntas.
Como se comentó anteriormente, este DRP se ha centrado en las primeras fases del proyecto para poder planificar futuras acciones con garantías de éxito. Por supuesto, es necesario continuar con la sistematización de las experiencias participativas a lo largo de un proceso participativo amplio que permita completar el DRP. Solo de esta manera se podrá lograr la verdadera acción: la ejecución de las actividades necesarias para alcanzar las metas determinadas en el DRP.
En todo caso, se debe tener en cuenta que los procesos participativos están abiertos en el tiempo, y aunque necesitan algunos resultados de forma inmediata para poderse retroalimentar y ganar confianza, también es cierto que los resultados más importantes suelen tardar en llegar.
Andrés Manuel Núñez Castro. Investigador “Agustín de Betancourt” de la Universidad de La Laguna