Senderistas sostenibles
Senderistas sostenibles.
Desde que en 1975 se señalizara el primer sendero de gran recorrido español, la red ha ido creciendo de manera continuada hasta nuestros días. Paralelamente al desarrollo de esta, también el número de practicantes del senderismo en España ha crecido de manera espectacular, siendo en estos momentos una práctica deportiva que acoge a un gran número de adeptos.
El senderismo es una actividad deportiva que cumple a la perfección los requisitos de sostenibilidad, bajo impacto y respeto al medio natural, y se ha convertido en un recurso turístico de primer orden. Los senderos recuperan y mantienen viales que nuestros antepasados utilizaron para comerciar y comunicarse, discurren mayoritariamente por lugares de alto valor ecológico que muestran auténticas joyas relativas a la flora y a la fauna y ponen al descubierto muestras de patrimonio de alto valor histórico.
Hay dos parámetros básicos que inciden directamente en la relación entre conservación y desarrollo: la capacidad de acogida y la capacidad de atracción. La primera establece los límites de utilización del sendero basándose en la estructura de recepción de usuarios con la que cuenta. La Organización Mundial del Turismo define la capacidad de carga como número máximo de personas que pueden visitar a la vez un lugar turístico, sin dañar el medio físico, económico o sociocultural, y sin reducir de manera apreciable la calidad de la experiencia de los visitantes.
Pero para practicar el senderismo de manera plenamente sostenible, hay que observar además ciertas prácticas:
- Evitar circular por sendas secundarias paralelas a la principal así como abrir nuevos caminos por atajos.
- Procurar no vadear cursos de agua o hacerlo por los sitios acondicionados para ello.
- Evitar rutas por zonas o ecosistemas sensibles y épocas de cría de aves.
- Respetar las lindes de las fincas y procurar no atravesar huertos o zonas de siembra.
- No ahuyentar al ganado o causarle molestias.
- Por supuesto no hacer fuego.