La ULL acoge un foro sobre cómo afronta Canarias los posibles desastres originados por el cambio climático
La Cátedra Cultural de Reducción de Riesgos de Desastres y Ciudades Resilientes de la Universidad de La Laguna organizó hoy, viernes 22 de octubre, un foro con motivo de la celebración el próximo domingo 24 del Día Internacional contra el Cambio Climático y, el pasado día 13 del mismo mes, el Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres. El evento, desarrollado en el Campus de Guajara, reunió a varios especialistas de la institución académica y el Gobierno de Canarias para presentar datos actualizados sobre los efectos del cambio climático en Canarias y las actuaciones que se están implementado para tratar de paliar los posibles desastres derivados de ellos.
En la inauguración del evento, la rectora de la institución académica, Rosa Aguilar, resaltó la importante labor que desde 2014 está llevando a cabo la cátedra organizadora, que ha cobrado especial relevancia pública y mediática en las últimas semanas gracias a la labor que está desarrollado durante la crisis vulcanológica en La Palma, si bien recordó que en la jornada de hoy se abordaría otro tipo de desastres, relacionados con el cambio climático.
En ese sentido, la rectora puso de manifiesto la necesidad de trabajar a todos los niveles para tratar de paliar los efectos negativos del cambio climático, recordando que, además de las instituciones y organizaciones, las personas también pueden actuar de una manera más consciente cambiando algunas de sus rutinas diarias. También apostó por el compromiso institucional de la Universidad de La Laguna con la sostenibilidad y con la difusión y asunción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El director de la cátedra organizadora, el profesor del Departamento de Geografía e Historia Pedro Dorta, destacó la importancia de los dos días que se conmemoran y recordó que la concienciación global sobre las consecuencias del cambio climático es cada vez mayor. Citó como ejemplos la aprobación el pasado mayo de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética española, la próxima tramitación del texto legislativo autonómico correspondiente, el último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático publicado en agosto, y la próxima celebración en Glasgow (Escocia) de la XXVI Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
Cambio climático en Canarias
Abel López Díez, investigador de la cátedra y codirector de esta jornada, participó en el foro con una ponencia titulada “El cambio climático en Canarias. Una visión desde los fenómenos meteorológicos extremos”. En ella habló sobre las principales consecuencias del cambio climático en las islas, que se relacionan sobre todo con fenómenos meteorológicos extremos como las lluvias torrenciales, olas de calor -que aumentan las probabilidades de otros riesgos como los incendios forestales-, mayor frecuencia de grandes episodios de calima como el de febrero de 2020, y aumento de las probabilidades de que lleguen al archipiélago tormentas tropicales como el Delta, que hasta ahora se suelen disipar en el océano pero, con el incremento de la temperatura del agua, podrían tener más recorrido.
El experto contextualizó las evidencias del cambio climático en Canarias con datos como la modificación del régimen de precipitaciones, que cada vez tiene un carácter más torrencial y se está desplazado de su temporada habitual (invierno) hacia otras estaciones; o el incremento térmico, que se está dando especialmente en las temperaturas nocturnas y en las áreas de alta montaña.
Ante esta situación, explicó que existen dos grandes ámbitos en los que se pueden actuar: la mitigación, para reducir los efectos de estos eventos extremos, que se centraría en las políticas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero; y la adaptación, porque es necesario configurar el sistema socio-territorial para que pueda afrontar este impacto de una forma resiliente, actuado sobre la arquitectura, urbanismo, movilidad, etc.
Jaime Díaz Pacheco, otro de los investigadores de la cátedra, intervino para explicar las “trayectorias climáticas resilientes”, un nuevo concepto que tiene que ver con las decisiones que se adoptan en relación al contexto en que se habita y cómo estas pueden propiciar o no una mayor resiliencia ante los desafíos del calentamiento global.
En ese sentido, explicó que el cambio climático funciona como un factor subyacente que es capaz de afectar por sí mismo al contexto, pero existen otros factores que también aumentan los riesgos: la pobreza, la inequidad, la desigual distribución de bienes, las malas condiciones de vivienda y la carencia de seguros financieros o de vida: “Todo eso son factores subyacentes al riesgo de desastres, y el clima es otro más que se suma”, explica. “Si, por ejemplo, en un lugar se está sufriendo una sequía y, además, se le añade una erupción volcánica o una epidemia, todo eso cae en cascada, con lo cual el cambio climático empeora esas situaciones”.
El experto reflexionó que los desastres siempre van a seguir ocurriendo, por lo que hay que centrarse en reducir su magnitud. Explicó que existen amenazas, como un volcán, en las cuales el ser humano no incide, su acción no determina que sea más explosivo o frecuente. Por contra, en el cambio climático sí hay una influencia humana, por lo que cabe margen de actuación individual y colectiva.
Finalmente, la técnica de la Viceconsejería de Lucha contra el Cambio Climático del Gobierno de Canarias Adela Machado explicó las actuaciones del ejecutivo regional en esta materia. A partir del Acuerdo de Emergencia Climática refrendado por el Parlamento de Canarias en enero de 2020, el Gobierno de Canarias tiene una serie de mandatos para la acción climática. El primero es la Ley de Cambio Climático, que ya está en fase tramitación parlamentaria tras obtener informe del Consejo Consultivo, y será presentada ante la cámara autonómica en las próximas semanas por el consejero José Antonio Valbuena
También está casi en fase de tramitación para su información pública la Estrategia Canaria de Cambio Climático, así como documentos de planificación concretos como el Plan de Acción Climática y el Plan de Transición Energética para lograr el objetivo de descarbonización fijado para el año 2040.
A eso se sumaría una Estrategia de Transición Justa y Justicia Climática motivada por la actual situación de incremento en la factura de la luz y cambio de modelo energético. “El ejecutivo quiere armar todo un ensamblaje normativo que nos permita llegar a esa transición sin ningún efecto sobre las personas más desfavorecidas”, concluyó.