José Carlos Hernández: “En los últimos 40 años la temperatura de las aguas canarias ha aumentado en 0,4º/década y se ha acidificado”

José Carlos Hernández: “En los últimos 40 años la temperatura de las aguas canarias ha aumentado en 0.4º/década y se ha acidificado”

José Carlos Hernández: “En los últimos 40 años la temperatura de las aguas canarias ha aumentado en 0,4º/década y se ha acidificado”

Segunda semana de actividad en CampusÁfrica con nuevas conferencias y charlas magistrales. Esta mañana, la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, sede del bloque climático, acogió la exposición de José Carlos Hernández Pérez, profesor titular de Biología Marina de la Universidad de La Laguna y miembro del grupo de investigación de Comunidades Marinas y Conservación, bajo el título: “El cambio climático en el medio marino de la Macaronesia”. El experto arrancó con una breve referencia a la importancia del cambio climático y su influencia directa sobre las aguas como un “fenómeno que va más allá del calentamiento global”. En este sentido, hizo hincapié en la complejidad de esta situación y su incidencia en factores como las corrientes marinas o la supervivencia de las especies. Además, señaló a las interacciones con otros condicionantes, como por ejemplo, el uso del transporte marino.

Entre los datos relevantes expuestos, el experto señaló que en Canarias se ha detectado una aumento de 0,25º/0.4º- década más en la temperatura del agua en los últimos 40 años, además de una bajada del PH de del agua en – 0,01 Ph/ década – en los últimos 25 años. “Según los datos de las estaciones si nos fijamos – explicó – podemos darnos cuenta de que nuestras aguas se están
calentando y acidificando como respuesta a la incidencia de este cambio climático”. Hernández habló de un “cambio espectacular” en la biota marina como consecuencia este fenómeno, dando como resultado la aparición de 100 nuevas especies de las cuales la mitad corresponden a nuevos tipos de peces. “La llegada de estas especies está siendo tan importante que no podemos llegar a estudiarlas todas y es necesario contar con más personal cualificado que dedique tiempo a esto. Lo que más nos llama la atención es que el 50% son peces, desde 1993 está apareciendo el tiburón ballena en El Hierro y el tiburón toro, desde 2005, que también ha llegado al Mar de la Calmas”, especificó.

Otra de las vías de entrada de especies, y que no está relacionada directamente con la acción del hombre sobre el clima, es el transporte marítimo y su alta concentración, siendo las islas con mayor registro de nuevas especies Gran Canaria y Tenerife, dado el volumen de trasiego de buques en sus respectivos puertos. Como ejemplo, la entrada de corales a través de las plataformas petrolíferas que llegan a los puertos para reparaciones o tareas de avituallamiento, ante lo cual el experto apuntó a la “necesidad” de establecer zonas de cuarentena dentro de los puertos.

Otra de las consecuencias detectadas por este calentamiento es la influencia directa sobre el incremento de las cianobecterias en detrimento de las macroalgas y la fanerogáma marina, que han visto mermada sus colonias. “Esto es un hecho clave ya que el mar absorbe el 25% del CO2 y lo hace gracias a este tipo de especies y las estamos perdiendo. Lo más grave es que estamos siendo testigos de la desaparición mundial de una especie endémica como es el musgo negro, propio del norte de Tenerife, cuya desaparición cambiará el entorno de zonas como el Puerto de La Cruz o Garachico”, especificó el experto de la ULL. Entre las prioridades necesarias, el experto en biología apuntó a la necesidad de seguir monitorizando los cambios que posibiliten tener datos certeros a largo plazo para poder establecer la causalidad. De igual modo, destacó la necesidad de establecer medidas de protección sobre las especies que corren mayor riesgo de desaparición.

La ciencia, clave para la protección animal

La segunda ponencia corrió a cargo de Antonio Fernández Rodríguez, catedrático Histología y Anatomía Patológica Veterinaria de la ULPGC, director del Instituto Universitario Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria, bajo el título “El cambio climático en el medio marino de la Macaronesia: Salud, bienestar y conservación de los cetáceos”. El experto arrancó su conferencia con una reflexión sobre el cambio de paradigma educativo vivido en las islas en lo que respecta a la conservación de las especies marinas en los últimos 50 años. “Hemos pasado de imágenes de pescadores canarios con zifios – detalló – a equipos de investigación que estudian a estos animales con la finalidad de evitar su desaparición”.

En esta línea, Fernández Rodríguez trasladó a los becados la “relevancia de la investigación” en la sociedad actual con un marcado carácter polivalente y multidisciplinar. “Cada vez llegan más requerimientos para saber la causa de la muerte de un perro, de un caballo por poner ejemplos, es decir, hay legislación sobre la protección animal y por eso la influencia de los informes forenses
veterinarios son tan importantes».

El experto detalló que un estudio realizado sobre 406 cetáceos varados/muertos en las Islas el 2% falleció a consecuencia del impacto directo del plástico ingerido. “Llama la atención además que entre los fallecidos destaca que la mayoría eran sujetos jóvenes”, explicó. Asimismo, detalló que en la actualidad se da repuesta científica a los accidentes por colisión marina entre cetáceos y buques de transporte que operan en las Islas. “No se puede decir que todos los cetáceos que mueren lo hacen a consecuencia de un impacto, en muchas ocasiones puede estar muerto ya y
luego darse la colisión, para concretar esto es necesario una respuesta forense”, especificó.

Fernández Rodríguez apuntó al papel de la ciencia, clave a la hora de evitar la muerte de zifios a partir del descubrimiento de la incidencia del uso del sonar militar en la muerte de grandes especies marinas. “Nos dimos cuenta de que los cetáceos se desorientaban con estos sonidos y esto influía en el cambio de su zona de inmersión y al cambiar este parámetro vimos que morían a
consecuencia de la enfermedad propia de los buceadores como es la descompresión.” Una investigación que provocó que desde 2004 no se pueda usar sonar a 50 millas de las Islas Canarias, según un acuerdo del Ministerio de Defensa, evitando así esta causa de muerte a los cetáceos que transcurren por aguas canarias.

(Nota e imagen cedidas).

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